Mono de bici |
Como no hubo respuesta, media vuelta y a seguir soñando.
Pero a eso de las 9.30 llega un mensaje de Oli que propone quedar sobre las 11 al principio de la senda.
Yo no lo dudo y me pongo manos a la obra: Sacar al perro, un buen desayuno y pies sobre los pedales que nos esperan dos o tres horas de bicicleta.
Así pues, a la hora indicada aparecemos en el Parque de Invierno Oli y yo dispuestos a emprender la marcha, pues nadie más confirmó su asistencia.
A veces no crujen las hojas |
Decidimos seguir la ruta de Fuso hasta San Andrés, pues aunque en el momento de salir no llovía, el cielo no presagiaba nada bueno.
Al pasar por Caces nos encontramos con un "abuelo" experto en meteorología que nos dice: "A donde vais con esti día OOOH". "Vais mojavos".
Y la verdad es que no pasaron ni cinco minutos y empezó a diluviar.
Así que cuando llegamos a Trubia llevábamos una mojadura del quince y seguía lloviendo.
Decidimos parar a techo para ver si la cosa despejaba un poco y después continuar. Y en esta ocasión la suerte estuvo de nuestro lado y pudimos seguir adelante.
Esperando a que escampara |
Oli con ruedas nuevas. |
Todo parecía indicar que ya no llovería más, Así que reanudamos la ciclada la mar de contentos pues habíamos dejado atrás los nubarrones más negros.
Esta vez no era yo el de la comida familiar, así que no tenía prisa por llegar a casa. Pero mi compañero de salida tenía que estar a las 2 en Oviedo por... "comida familiar" je je.
Por eso, al llegar a San Andrés decidimos seguir hasta el puente de madera que cruza por encima de la carretera y dar la vuelta por el camino que discurre por el otro lado del río.
Camino de vuelta a San Andrés entre avellanos |
Ciclando entre castaños. |
Las zonas boscosas presentaban un aspecto espectacular.
Las hojas de los castaños tapizaban el suelo y los árboles presentaban una mezcla de colorido que iba del verde al rojo pasando por un surtido de marrones llenos de matices. Así que no pudimos resistirnos a sacar algunas fotografías.
El río, a su paso por Trubia presentaba una crecida espectacular. |
¡Vaya por Dios!. ¡Segundo adivino del día!. Nada más llegar a Las Caldas, de nuevo a jarrear. Empezamos a acelerar el paso y llegar a Oviedo llegamos, pero la mojadura ya sólo nos la quitaba una buena ducha.
De todas formas fue un estupendo día de bicicleta en el que pudimos disfrutar el paisaje, del deporte y... de la natación.
Ánimo para el próximo finde y recordar que:
CICLAR YE DE VALIENTES.
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