Uno de los caminos que recorrimos por primera vez que une Picayu con Siones |
En esta salida, decidimos hacer de exploradores a nuestra manera y nos lanzamos, en busca de un camino, que había descubierto yo la semana pasada pero que no pude recorrer en su totalidad.
Así, que a la hora indicada y en el lugar de siempre, quedamos para salir por la senda de Fuso en dirección a Trubia y a San Andrés.
Después de hidratarnos en Caces. De izda. a dcha. Chus, Fernando, Yo mismo, Jonathan, Laura y Berti. |
La Primera parada, casi obligada para repostar agua, la hicimos en la población de Caces, donde una rica fuente nos aprovisiona, habitualmente, del líquido elemento.
El grupo estaba formado, en esta ocasión, por Chus, Fernando, Jonathan. Laura, Berti y Fernando Penin.
Por cierto Laura, bienvenida a ciclando. Esperamos contar contigo en muchas ocasiones más.
Después de sobrepasar la localidad de Trubia, pero antes de llegar a San Andrés, sale a la derecha el camino que pretendíamos recorrer y que ya conocía yo en su primera parte. Este camino, sale en franca subida hacia... según nos dijo un ¨paisano¨ unas casas particulares.
¡Menuda decepción!
No obstante, decidimos seguir con nuestro plan de buscar una ruta nueva, así que dimos media vuelta y al llegar de nuevo a Trubia, cogimos una carreterina estrecha que nos pondría, después de una fuerte subida en el pueblo de Perlin.
A partir de este desvío, entrebamos en "lo desconocido¨.
Laura y Jonathan superando las últimas rampas en Perlín. |
Y.., al llegar al cruce, dos opciones: ¨pabajo y parriba.¨. Hay que fastidiarse con los adivinos.., de dos opciones nada, aquí siempre hay sólo una... PARRIBA.
Chus y Fernando en Picayu |
A algunos ya nos llegaba la lengua a los pedales, pero no quedaba más remedio que seguir subiendo.
Pedalada tras pedalada, fuimos llegando todos a la aldea de Picayu. El día era esplendido y, después de subir un buen rato, las vistas que se abrieron a nuestros ojos eran magníficas.
De nuevo tuvimos que preguntar para seguir nuestro camino, pues cada cruce era una quimera que sólo podíamos resolver con la ayuda de algún lugareño.
El grupo en la aldea de Picayu. Al fondo, sobre el tejado, puede verse el GPS última generación que usamos en este enclave. |
Fernando ciclando entre Picayu y Siones |
Abandonamos los caminos asfaltados y pudimos disfrutar de verdad, de la bicicleta de montaña en toda su esencia.
El camino que acabábamos de iniciar nos llevaría, no sabíamos en cuanto tiempo, ni con que pendiente, ni con que dificultad ni con que... al pueblo de Siones.
Así , que llenos de intriga, comenzamos a pedalear.
Nada más entrar en el sendero, nos dimos cuenta de que íbamos a disfrutar un montón. La hojas tapizaban el suelo y a nuestra izquierda se abrían unas vistas preciosas sobre la zona de Caces. Podía verse el Naranco, Oviedo, el Picu del Sol, al que subimos en la concentración btt Noreña y hasta la Sierra del Sueve con los picos Pienzu y Miruenu.
Al principio el camino es estrecho y llano, pero al poco, nos damos cuenta que la dificultad técnica es mayor de la que pensábamos. El barro nos hizo bajarnos de nuestras monturas, pues hacía que las ruedas quedaran clavadas en él y las hojas, impedían que nuestros ojos descubrieran las piedras que ocultaban, lo que hizo que algunos de nosotros nos acercáramos demasiado al suelo je, je.
Laura acercándose a Siones. |
La zona más estrecha de todo el recorrido se ciclaba sin dificultad. |
El camino se hacía cada vez más estrecho y en algunos lugares parecía que la vegetación nos iba a tragar. Sin embargo, la ciclabilidad de esta zona fue total y superamos las estrecheces sin ninguna dificultad y disfrutando del amplio paisaje que se divisaba desde las alturas.
Chus mirando hacia Trubia y Grao. Al fondo Oviedo y el Naranco. |
A partir de aquí pensábamos que todo sería bajada: primero hasta Siones, luego hasta Caces, un poco más adelante hasta Las Caldas y después ya en casi llano hasta Oviedo.
Sin embargo nada más lejos de la realidad.
Rellenando las contimploras en la fuente de Siones. Al fondo Jonathan recogiendo castañas. |
Mientras repostábamos agua en Siones, se me ocurrió la idea de volver por Bueño. Así podríamos recorrer el bosque que nos acercaría a Palomar y que ya habíamos recorrido en sentido contrario.
La decisión fue un acierto, pues aunque dos semanas antes estaba precioso, ahora las hojas tapaban completamente el camino y circular por él era como hacerlo sobre una "Sinfonía de Otoño¨.
Al inicio de la pista que va de Palomar a Bueño. |
Un magnífico día de bici DESCUBRIENDO CAMINOS.
Pues la verdad es que somos los mejores... o por lo menos nos lo pasamos mejor que nadie... jeje
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